domingo, 4 de septiembre de 2011

ROSA ALICE BRANCO (PORTUGAL,1950)




Descomposición de las almas



La eternidad comienza en la descomposición personal.
Cuando era chica las gallinas que pasaban
sin cabeza parecían dirigirse a cualquiera lado.
Iban apresadas en la ignorancia de que las gallina muertas
están fuera de tiempo porque la eternidad
sólo descompone el alma.Las sacrifican por el pescuezo
y la sangre esparcida se guarda en una palangana.
No se sirve en un cáliz,ya que la gallinas no son crucificadas.
Pero gracias a ti todos los días resucitan en el gallinero.
Tal como tú,Señor,ellas tampoco ocupan espacio.



Solamente lo gatos



Hoy los gatos no comieron.
Se fueron juntando unos pocos en el techo
y ni la lluvia les hizo abrir la lengua.
Ni el agua desaguó la voz,ni los gatos maullaron.
Aquellos pasos que sólo los gatos saben
nos alejaron de las palabras grabadas en el mármol
o en granito acostado.Del plástico florido.
De la flores qué la ausencia perpetúa.
Hoy la losas están silenciosas
y los gatos con las garras aplastadas contra las tejas,
con el mirar con que sólo los gatos miran,
no saben todavía si perdieron la fe en la vida
o más en la muerte.Sienten un nudo
innominado en la garganta como todos nosotros.
En lo alto del techo dicen no al cielo.
Quieren cerciorarse de cerca.


traducción del portugués Eduardo D'Anna (Rosario,1948) según la versión que aparece en la revista en Facundo - Una estrategia para la cultura - Rosario, julio 2011.


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