domingo, 10 de junio de 2012

SUJATA BHATT (AHMEDABAD,INDIA,1956)

 
Las voces 
 
 
Primero el sonido de un animal
inimaginable.

Luego: el susurro de un insecto, el silencio de un pez.

Y después las voces se tornan más y más altas.

La voz de un ángel que recién ha muerto.
La voz de un niño que se niega
a convertirse en un ángel con alas.

La voz de los tamarindos.
La voz del color azul.
La voz del color verde.
La voz de los gusanos.
La voz de las rosas blancas.
La voz de las hojas arrancadas por las cabras.
La voz de la escupida de una serpiente.
La voz de la placenta.
La voz del latido del corazón del feto.
La voz del cuero cabelludo del cráneo
cuyos cabellos cuelgan detrás de una vitrina
en un museo.

Solía pensar que había
sólo una voz.
Solía esperar
pacientemente a que esa voz regresara
y volviera a comenzar el dictado.

Estaba equivocada.

Ahora ya no puedo contarlas.
Ya no puedo
tomar nota de lo que quieren decir.

La voz del fantasma que quiere
morir una vez más, pero esta vez
en un cuarto mejor iluminado y con fragantes flores
y con otros parientes.
La voz del lago congelado.
La voz de la niebla.
La voz del aire mientras nieva.
La voz de la niña
que aún ve unicornios
y conversa con ángeles cuyos nombres conoce.
La voz de la savia del pino.

Y después las voces se tornan más y más altas.

A veces las oigo
reírse de mi confusión.

Y cada una de las voces insiste
y cada una de las voces sabe
que es la única y verdadera.

Y cada una de las voces dice: sígueme
sígueme y te llevaré de la mano –

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